ACTIVIDAD 2.1
RELACIONES FAMILIA Y ESCUELA
1
Cambios en la Familia.
La familia actual.
En la última
mitad del siglo XX la familia española ha sufrido un proceso de trasformación
debido a la necesidad de adaptación a los cambios económicos, sociales y
culturales acaecidos, y que siguen sucediendo. Del Campo y Rodríguez-Brioso
indican que los cambios ocurridos en el interior de la familia han sido
múltiples: demográficos (tamaño, diversidad en los tipos de hogar…), de las
actividades y comportamientos, de los derechos y estatus de los miembros, de
las relaciones de pareja y entre padres e hijos, de la armonía conyugal y de la
simetría de la pareja… (Del Campo y Rodríguez-Brioso, 2002), que
han hecho que hoy en día la familia está en una realidad cambiante,
impredecible (Hernández Prados, 2005), aunque hace unos años pareciera una
institución inmutable.
Los cambios en la sociedad han provocado la
disposición de nuevos tipos de familia:
La familia
nuclear o elemental: es la familia que se compone por el
padre, las madres y los hijos. Es la familia tradicional.
La familia monoparental: la formada
por tan solo un padres y sus hijos.
La familia de madre o padre solteros: consta de una familia en la que la
madre o el padre asume la crianza de sus hijos, normalmente suele ser la mujer
ya que por afinidad, emoción, influencia laboral etc., el padre no puede en
muchos casos asumir ese rol motivos.
También
podemos distinguir cuatro modelos familiares:
Familia familista/endogámica. A este
modelo podría adscribirse el 23,7% de las familias españolas. Se caracteriza
por tratarse de un núcleo familiar muy unido y en el que priman las buenas
relaciones entre sus miembros. Centrada en sí misma y autosuficiente, no parece
sentir necesidad de abrirse al exterior.
Familia conflictiva. Agrupa al 15,05% de las familias. En ella priman las normas fijas e
inflexibles con las que se choca de continuo. Hay escasa comunicación.
Familia nominal. Puede definir al 42,9% de las
familias españolas. Impera una coexistencia pacífica entre padres e hijos más
que la convivencia participativa. La ausencia de conflictos en este modelo de
familia no significa que no los haya, solo que ha optado por no enfrentarse a
ellos.
Familia adaptativa. Agruparía al 18,4% de las familias.
Los autores del estudio no dudan en calificarla de «nueva familia» por la
«buena comunicación» que se advierte entre padres e hijos y por su capacidad
para transmitir opiniones y creencias.
Los cambios
que han surgido en la sociedad han dado lugar a familias muy diversas y
vemos que queda lejos aquel modelo de familia tradicional en el que a la mujer
se le asignaba el papel de responsable del hogar y los niños, y al padre el
papel de sostén económico y máxima autoridad. La legislación de nuestro país
daba a la mujer la consideración igual que a los niños y deficientes, y al
padre, la autorización absoluta. Uno de
los mayores cambios que ha experimentado la familia en la sociedad fue la
incorporación de la mujer al mercado de trabajo, lo que supuso una nueva
perspectiva del poder dentro de las familias.
En toda transformación se dan unos
nuevos valores que dan lugar a comportamientos novedosos. Para Del Campo, las
nuevas formas de familias pertenecen a la sociedad post-materialista y
comparten sus valores: auto-expresión, tolerancia, igualdad, libertad y calidad
de vida con los más destacados (citado en Estévez Estévez, Jiménez y Musitu,
2007).
Estos valores que se dan en las
familias llevan consigo diferentes comportamientos, como por ejemplo distintos
estilos educativos para los hijos. Podemos diferenciar 4 estilos educativos:
Estilo Autoritario:
o Exigencia de
obediencia versus autonomía.
o Uso el poder
y de las normas rígidas.
o Control y
evaluación de la conducta y actitudes de los hijos.
o Comunicación
mínima y unilateral.
o Escaso apoyo
y afecto.
o Escasa
atención a las demandas de los hijos.
o Uso probable
del castigo físico.
Estilo Autorizativo.
o Estímulo de
autonomía con límites claros.
o Elevado
control razonado de la conducta.
o Los padres
muestran agrado antes el comportamiento positivo de los hijos.
o Buena
comunicación y uso del diálogo.
o Apoyo y
respeto a los hijos.
o Escucha y
respuesta hacia las demandas de los hijos.
Estilo Negligente.
o Elevada
autonomía material y afectiva.
o Escasos
límites y baja supervisión.
o Indiferencia
ante comportamientos positivos o negativos.
o Escasa
comunicación y diálogo.
o Escaso apoyo
y afecto.
Estilo Indulgente.
o Elevada
autonomía y escaso control.
o Escasas
reglas y límites a los hijos.
o Buena
comunicación y diálogo.
o Elevado
apoyo y afecto.
o Respuesta
ante las demandas de los hijos.
Un estudio llevado a cabo por
Picardo en 1999 revela que aproximadamente el 53% de las familias españolas
usan un estilo autorizativo; sin embargo encontramos una tendencia al uso cada
vez más de estilos permisivos (solo un 9% de los padres usan un estilo
autoritario).
Cambios en la escuela
El
proceso de cambio escolar comienza cuando algún miembro de la comunidad
escolar, un miembro del equipo directivo o un docente, toma la decisión de que
es necesario hacer algo para mejorar la escuela.
La
escuela actual, en la que pervive un modelo educativo del siglo XIX, no da, ni
puede dar respuesta a las necesidades que hoy le reclama la sociedad. Para ello
es necesario que la institución escolar evolucione a la par que lo hace la
sociedad, lo que reclama los planteamientos de nuevas funciones para una
escuela que, no puede en modo alguno limitarse a la transmisión de
conocimientos académicos Ahora bien, cuando hablamos de adaptar las funciones
de la escuela a las necesidades de la sociedad, no queremos decir en modo
alguno que la totalidad de dichas funciones tenga que desempeñarlas el
profesorado que actualmente trabaja en el centro docente, ni que se tenga que
desarrollar con el mismo horario que hoy tiene la escuela, ni que ésta
permanezca abierta el mismo tiempo. Lo que queremos decir es que en la medida
que la escuela asuma otras funciones, necesita cambiar su estructura, sus
espacios, sus tiempos, el personal que trabaja en ella, etc.
FUNCIONES
DE LA ESCUELA
ü Función
de custodia. Esta función aparece cada vez como una
necesidad, en la medida que ha ido evolucionando la estructura de la familia y
es la pareja la que comparte tanto el trabajo laboral como el del hogar.
ü Función
de socialización primaria: Esta función que no existía en la
escuela tradicional, ha empezado a hacerse necesaria desde el momento en que
desaparece la familia extensa y los padres o padre o madre, si es familia
monoparental tiene que estar la mayor parte del día fuera del hogar y llevar a
los hijos desde los primeros años a la institución escolar.
La LOMCE establece que “el alumnado
es el centro y la razón de ser de la educación” y que “el aprendizaje en la
escuela debe ir dirigido a formar personas autónomas, críticas, con pensamiento
propio”. La Constitución española (art. 27,2) afirma que “la educación tendrá
por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los
principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales”.
“Educación que abarcará, por tanto, formación e información, técnica y valores,
de manera que forje primero hombres, luego ciudadanos y después
profesionales.”(Hernández Prados et. al, 2006, p.9).
A esta función recogida por la ley
se unen otras muchas que en un principio deben ser cubiertas por los padres.
Nos encontramos en una época en la que estos se han desvinculado en cierto
modo, y cada vez más, de la educación de sus hijos, por lo que funciones que
supuestamente han de ser llevadas a cabo por ellos recaen ahora sobre la
escuela. Para Hernández Prados et. Al “cambios en la organización familiar y
otros de carácter cultural, parecen indicar que las familias actuales se
implican menos en la educación de sus hijos” (2006, p.6).
La realidad escolar es muy compleja
y unida a otras cuestiones como esta desvinculación, el excesivo tiempo que se
les dedica en las escuelas a la administración, papeleo, la heterogeneidad de
alumnos… hace que cada vez sea más complicado cubrir esa función educativa.
Además, hay funciones que no pueden ser asumidas totalmente por la escuela, por
ejemplo la educación en valores. Para ser educado en valores hay que vivir un
conjunto de experiencias que no se pueden limitar al contexto escolar, también
se debe incluir entre otros el familiar (Hernández Prados citado en Hernández
Prados et. al, 2006), por lo que no basta con una simple asignatura teórica.
De la
función de instrucción e información a la función de crear conocimiento:
Hace unas
décadas, la escuela y en especial en una sociedad básicamente rural, era el
lugar donde aparte de aprender las técnicas básicas e instrumentales de
lectura, escritura y cálculo, se adquirían unos conocimientos básicos que
difícilmente se podían adquirir en otros sitios, sobre el sentido de la vida y
el funcionamiento de la sociedad y naturaleza. La función básica de la escuela
no puede seguir siendo la mera transmisión de información, ni un aprendizaje
libresco, sino su utilización como herramientas privilegiadas para que los individuos
reconstruyan progresivamente y de forma reflexiva sus modos espontáneos de
pensar y vivir su cultura.
Por tanto la
obsesión academicista debe sustituirse en la escuela actual por un currículo
basado en problemas y organizado en proyectos de trabajo. La escuela, en la
medida que quiera responder a las necesidades que le plantean los cambios
sociales, debe abordar nuevas tareas que les permitan a los niños desarrollar
la capacidad de comprensión y organizar la información para reconstruirla y
darle sentido.
Debido a la
diversidad del alumnado, es necesario que la función básica de la escuela no se
base solo en la transmisión de conocimientos, sino que preste atención a las
necesidades de estos alumnos (familias desfavorecidas, niños con problemas/trastornos,
etc.) para que puedan desarrollar adecuadamente la capacidad
de comprensión.
Relaciones Familia y Escuela
Aunque la familia es el
primer agente socializador durante la niñez, ésta ya no desempeña el rol
socializador totalizador, pues otros agentes han asumido muchas de sus
funciones. Uno de estos agentes es la escuela.
La familia introduce a
los niños a las relaciones íntimas y personales, y les proporcionan sus
primeras experiencias. La familia es el primer grupo referencial del niño y la
niña, el primer grupo cuyas normas y valores adopta como propias. En este
sentido, la familia es responsable del proceso de transmisión cultural inicial.
Por otro lado, la
escuela pretende formar al alumno para que realice diferentes papeles en la
vida social ya que desarrollará sus aptitudes físicas, morales y mentales. Así,
la escuela juega un importante papel en la preparación de los niños para la
vida adulta.
La
colaboración de padres y profesores es necesaria para la mejora de la
educación, pero la realidad es que muchos padres no tienen el tiempo necesario
para llevarla a cabo, lo que es visto por los docentes como una falta de
implicación; y muchas veces los profesores son reacios a que los padres
participen en las escuelas (debido a que estos los desprestigian, consideran
que los padres no tienen los conocimientos necesarios para ello…), los horarios
escolares y laborales también suponen un problema debido a su escasa o
inexistente flexibilidad.
¿CÓMO
PARTICIPAN LOS PADRES EN LA ESCUELA?
Participación individual: Es apoyada
por los grupos conservadores y la mayoría de los profesores. El padre asiste a
tutorías con el tutor, en las que por lo general se informa del rendimiento de
sus hijos, aunque en algunos centros se intenta que el profesor lleve a cabo un
seguimiento más profundo del alumno. Tiene efectos positivos, aunque por lo
general los padres no suelen acudir al centro por falta de tiempo. La
participación de los padres se limita a ayudar con los deberes, participar en
algunas actividades organizadas por el centro, etc.
Participación colectiva: En esta
forma los padres tienen capacidad de decisión sobre determinados aspectos de la
gestión del centro… Los grupos conservadores intentan minimizarla al máximo.
Esta es más apoyada por grupos más progresistas y el sector más innovador de
los profesores (defienden que deben existir ambos tipos). Se realiza mediante
los Consejos escolares, AMPAS, reuniones de padres y escuelas de padres (que
incluyen actividades que tengan en fin para dar conocimientos, destrezas y habilidades
para desarrollarse como padre o madre. Un ejemplo sería la CEAPA (Confederación
de Asociaciones de Padres/Madres de Escuelas Públicas), a la que hemos hecho
referencia antes. Muchos centros tienen su propia escuela, no es una forma de
participación como tal, pero si ayudamos a formarse a los padres como lo que
son, las consecuencias en la educación de sus hijos son positivas. Algo
parecido serían los centros de orientación familiar.
HORARIOS
INCOMPATIBLES…
El
principal problema de la ausencia de padres en las reuniones son los horarios
incompatibles de los padres. Es un hecho que con la incorporación de la mujer
al mundo laboral la organización del horario de los niños es más complicado.
Últimamente se ve la escuela como un lugar “(de acogida)” adecuado donde los
niños aprenden mientras que los padres van a trabajar. También apuntamos a los
niños a varias actividades extraescolares para que estén entretenidos. La
situación se complica en las familias monoparentales, en la que no hay forma
posible de combinar horario de ambos padres para intentar cuadrar el horario
escolar.
En conclusión…
Del estudio
de las relaciones entre la familia y escuela y los principales problemas que se
generan para conseguir un trabajo complementado y efectivo, se desprenden
algunos aspectos que se consideran claves:
Los
padres siguen delegando funciones que deberían ser cubiertas total o
parcialmente en la familia, lo que provoque que los profesores se sientan
desbordados y que tengan la sensación de cumplir funciones que no les
corresponden.
Las
condiciones laborales de los docentes y el desprestigio de su profesión a nivel
social en ocasiones impiden que los mismos docentes acepten de buen grado
muchas de las funciones que los padres esperan de ellos.
En ocasiones
los propios docentes no aceptan la colaboración de los padres, debido a
considerarlos poco formados o poco interesados en el desarrollo escolar de sus
hijos.
Los horarios
laborales y escolares son poco flexibles, lo que provoca incompatibilidad entre
ellos y desencadena en gran parte de los problemas a la hora de trabajar juntos
familia y escuela.
Se debe
también tener en cuenta la diversidad familiar actual y los cambios sociales
que se están produciendo, de manera que se puedan establecer canales de comunicación
y colaboración propicios para ambas partes.
BIBLIOGRAFÍA
Del
Campo, S. y Rodríguez-Brioso, M (2002). La gran transformación de la
familia española durante la segunda mitad del siglo XX. Revista española de
investigaciones sociológicas, 100, 103-165.
Estévez,
E., Jiménez, T. y Musito, G. (2011). Relaciones entre padres e hijos
adolescentes. Recuperado de:
Hernández
Prados, M.A. y López Lorca, H. (2006). Análisis del enfoque actual de la
cooperación padres y escuela. Aula abierta, 87, 3-26.
Feito,
R. (2010). Familias y escuela: Las razones de un desencuentro. Educación y
fututo: revista de investigación aplicada y experiencias educativas, 22, 87-107.
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