martes, 23 de junio de 2015

Actividad 2.1



ACTIVIDAD 2.1
RELACIONES FAMILIA Y ESCUELA
1  Cambios en la Familia.

La familia actual.

En la última mitad del siglo XX la familia española ha sufrido un proceso de trasformación debido a la necesidad de adaptación a los cambios económicos, sociales y culturales acaecidos, y que siguen sucediendo. Del Campo y Rodríguez-Brioso indican que los cambios ocurridos en el interior de la familia han sido múltiples: demográficos (tamaño, diversidad en los tipos de hogar…), de las actividades y comportamientos, de los derechos y estatus de los miembros, de las relaciones de pareja y entre padres e hijos, de la armonía conyugal y de la simetría de la pareja… (Del Campo y Rodríguez-Brioso, 2002), que han hecho que hoy en día la familia está en una realidad cambiante, impredecible (Hernández Prados, 2005), aunque hace unos años pareciera una institución inmutable.

Los cambios en la sociedad han provocado la disposición de nuevos tipos de familia:

 La familia nuclear o elemental: es la familia que se compone por el padre, las madres y los hijos. Es la familia tradicional. 
 La familia monoparental: la formada por tan solo un padres y sus hijos.
 La familia de madre o padre solteros: consta de una familia en la que la madre o el padre asume la crianza de sus hijos, normalmente suele ser la mujer ya que por afinidad, emoción, influencia laboral etc., el padre no puede en muchos casos asumir ese rol motivos.


También podemos distinguir cuatro modelos familiares:

       Familia familista/endogámica. A este modelo podría adscribirse el 23,7% de las familias españolas. Se caracteriza por tratarse de un núcleo familiar muy unido y en el que priman las buenas relaciones entre sus miembros. Centrada en sí misma y autosuficiente, no parece sentir necesidad de abrirse al exterior.

      Familia conflictiva. Agrupa al 15,05% de las familias. En ella priman las normas fijas e inflexibles con las que se choca de continuo. Hay escasa comunicación. 

      Familia nominal. Puede definir al 42,9% de las familias españolas. Impera una coexistencia pacífica entre padres e hijos más que la convivencia participativa. La ausencia de conflictos en este modelo de familia no significa que no los haya, solo que ha optado por no enfrentarse a ellos.

    Familia adaptativa. Agruparía al 18,4% de las familias. Los autores del estudio no dudan en calificarla de «nueva familia» por la «buena comunicación» que se advierte entre padres e hijos y por su capacidad para transmitir opiniones y creencias.

Los cambios que han surgido en la sociedad  han dado lugar a familias muy diversas y vemos que queda lejos aquel modelo de familia tradicional en el que a la mujer se le asignaba el papel de responsable del hogar y los niños, y al padre el papel de sostén económico y máxima autoridad. La legislación de nuestro país daba a la mujer la consideración igual que a los niños y deficientes, y al padre, la autorización absoluta. Uno de los mayores cambios que ha experimentado la familia en la sociedad fue la incorporación de la mujer al mercado de trabajo, lo que supuso una nueva perspectiva del poder dentro de las familias.

En toda transformación se dan unos nuevos valores que dan lugar a comportamientos novedosos. Para Del Campo, las nuevas formas de familias pertenecen a la sociedad post-materialista y comparten sus valores: auto-expresión, tolerancia, igualdad, libertad y calidad de vida con los más destacados (citado en Estévez Estévez, Jiménez y Musitu, 2007).

Estos valores que se dan en las familias llevan consigo diferentes comportamientos, como por ejemplo distintos estilos educativos para los hijos. Podemos diferenciar 4 estilos educativos:

           Estilo Autoritario:
o   Exigencia de obediencia versus autonomía.
o   Uso el poder y de las normas rígidas.
o   Control y evaluación de la conducta y actitudes de los hijos.
o   Comunicación mínima y unilateral.
o   Escaso apoyo y afecto.
o   Escasa atención a las demandas de los hijos.
o   Uso probable del castigo físico.

           Estilo Autorizativo.
o   Estímulo de autonomía con límites claros.
o   Elevado control razonado de la conducta.
o   Los padres muestran agrado antes el comportamiento positivo de los hijos.
o   Buena comunicación y uso del diálogo.
o   Apoyo y respeto a los hijos.
o   Escucha y respuesta hacia las demandas de los hijos.

           Estilo Negligente.
o   Elevada autonomía material y afectiva.
o   Escasos límites y baja supervisión.
o   Indiferencia ante comportamientos positivos o negativos.
o   Escasa comunicación y diálogo.
o   Escaso apoyo y afecto.

       Estilo Indulgente.
o   Elevada autonomía y escaso control.
o   Escasas reglas y límites a los hijos.
o   Buena comunicación y diálogo.
o   Elevado apoyo y afecto.
o   Respuesta ante las demandas de los hijos.

Un estudio llevado a cabo por Picardo en 1999 revela que aproximadamente el 53% de las familias españolas usan un estilo autorizativo; sin embargo encontramos una tendencia al uso cada vez más de estilos permisivos (solo un 9% de los padres usan un estilo autoritario).

      Cambios en la escuela

El proceso de cambio escolar comienza cuando algún miembro de la comunidad escolar, un miembro del equipo directivo o un docente, toma la decisión de que es necesario hacer algo para mejorar la escuela.

La escuela actual, en la que pervive un modelo educativo del siglo XIX, no da, ni puede dar respuesta a las necesidades que hoy le reclama la sociedad. Para ello es necesario que la institución escolar evolucione a la par que lo hace la sociedad, lo que reclama los planteamientos de nuevas funciones para una escuela que, no puede en modo alguno limitarse a la transmisión de conocimientos académicos Ahora bien, cuando hablamos de adaptar las funciones de la escuela a las necesidades de la sociedad, no queremos decir en modo alguno que la totalidad de dichas funciones tenga que desempeñarlas el profesorado que actualmente trabaja en el centro docente, ni que se tenga que desarrollar con el mismo horario que hoy tiene la escuela, ni que ésta permanezca abierta el mismo tiempo. Lo que queremos decir es que en la medida que la escuela asuma otras funciones, necesita cambiar su estructura, sus espacios, sus tiempos, el personal que trabaja en ella, etc.


 FUNCIONES DE LA ESCUELA

ü     Función de custodia. Esta función aparece cada vez como una necesidad, en la medida que ha ido evolucionando la estructura de la familia y es la pareja la que comparte tanto el trabajo laboral como el del hogar.
ü   Función de socialización primaria: Esta función que no existía en la escuela tradicional, ha empezado a hacerse necesaria desde el momento en que desaparece la familia extensa y los padres o padre o madre, si es familia monoparental tiene que estar la mayor parte del día fuera del hogar y llevar a los hijos desde los primeros años a la institución escolar.

La LOMCE establece que “el alumnado es el centro y la razón de ser de la educación” y que “el aprendizaje en la escuela debe ir dirigido a formar personas autónomas, críticas, con pensamiento propio”. La Constitución española (art. 27,2) afirma que “la educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales”. “Educación que abarcará, por tanto, formación e información, técnica y valores, de manera que forje primero hombres, luego ciudadanos y después profesionales.”(Hernández Prados et. al, 2006, p.9).

A esta función recogida por la ley se unen otras muchas que en un principio deben ser cubiertas por los padres. Nos encontramos en una época en la que estos se han desvinculado en cierto modo, y cada vez más, de la educación de sus hijos, por lo que funciones que supuestamente han de ser llevadas a cabo por ellos recaen ahora sobre la escuela. Para Hernández Prados et. Al “cambios en la organización familiar y otros de carácter cultural, parecen indicar que las familias actuales se implican menos en la educación de sus hijos” (2006, p.6).

La realidad escolar es muy compleja y unida a otras cuestiones como esta desvinculación, el excesivo tiempo que se les dedica en las escuelas a la administración, papeleo, la heterogeneidad de alumnos… hace que cada vez sea más complicado cubrir esa función educativa. Además, hay funciones que no pueden ser asumidas totalmente por la escuela, por ejemplo la educación en valores. Para ser educado en valores hay que vivir un conjunto de experiencias que no se pueden limitar al contexto escolar, también se debe incluir entre otros el familiar (Hernández Prados citado en Hernández Prados et. al, 2006), por lo que no basta con una simple asignatura teórica.

De la función de instrucción e información a la función de crear conocimiento:

Hace unas décadas, la escuela y en especial en una sociedad básicamente rural, era el lugar donde aparte de aprender las técnicas básicas e instrumentales de lectura, escritura y cálculo, se adquirían unos conocimientos básicos que difícilmente se podían adquirir en otros sitios, sobre el sentido de la vida y el funcionamiento de la sociedad y naturaleza. La función básica de la escuela no puede seguir siendo la mera transmisión de información, ni un aprendizaje libresco, sino su utilización como herramientas privilegiadas para que los individuos reconstruyan progresivamente y de forma reflexiva sus modos espontáneos de pensar y vivir su cultura.

Por tanto la obsesión academicista debe sustituirse en la escuela actual por un currículo basado en problemas y organizado en proyectos de trabajo. La escuela, en la medida que quiera responder a las necesidades que le plantean los cambios sociales, debe abordar nuevas tareas que les permitan a los niños desarrollar la capacidad de comprensión y organizar la información para reconstruirla y darle sentido.

Debido a la diversidad del alumnado, es necesario que la función básica de la escuela no se base solo en la transmisión de conocimientos, sino que preste atención a las necesidades de estos alumnos (familias desfavorecidas, niños con problemas/trastornos, etc.) para que puedan desarrollar adecuadamente la capacidad de comprensión.


      Relaciones Familia y Escuela

Aunque la familia es el primer agente socializador durante la niñez, ésta ya no desempeña el rol socializador totalizador, pues otros agentes han asumido muchas de sus funciones. Uno de estos agentes es la escuela.
La familia introduce a los niños a las relaciones íntimas y personales, y les proporcionan sus primeras experiencias. La familia es el primer grupo referencial del niño y la niña, el primer grupo cuyas normas y valores adopta como propias. En este sentido, la familia es responsable del proceso de transmisión cultural inicial.
Por otro lado, la escuela pretende formar al alumno para que realice diferentes papeles en la vida social ya que desarrollará sus aptitudes físicas, morales y mentales. Así, la escuela juega un importante papel en la preparación de los niños para la vida adulta.
La colaboración de padres y profesores es necesaria para la mejora de la educación, pero la realidad es que muchos padres no tienen el tiempo necesario para llevarla a cabo, lo que es visto por los docentes como una falta de implicación; y muchas veces los profesores son reacios a que los padres participen en las escuelas (debido a que estos los desprestigian, consideran que los padres no tienen los conocimientos necesarios para ello…), los horarios escolares y laborales también suponen un problema debido a su escasa o inexistente flexibilidad.

¿CÓMO PARTICIPAN LOS PADRES EN LA ESCUELA?

Participación individual: Es apoyada por los grupos conservadores y la mayoría de los profesores. El padre asiste a tutorías con el tutor, en las que por lo general se informa del rendimiento de sus hijos, aunque en algunos centros se intenta que el profesor lleve a cabo un seguimiento más profundo del alumno. Tiene efectos positivos, aunque por lo general los padres no suelen acudir al centro por falta de tiempo. La participación de los padres se limita a ayudar con los deberes, participar en algunas actividades organizadas por el centro, etc.

Participación colectiva: En esta forma los padres tienen capacidad de decisión sobre determinados aspectos de la gestión del centro… Los grupos conservadores intentan minimizarla al máximo. Esta es más apoyada por grupos más progresistas y el sector más innovador de los profesores (defienden que deben existir ambos tipos). Se realiza mediante los Consejos escolares, AMPAS, reuniones de padres y escuelas de padres (que incluyen actividades que tengan en fin para dar conocimientos, destrezas y habilidades para desarrollarse como padre o madre. Un ejemplo sería la CEAPA (Confederación de Asociaciones de Padres/Madres de Escuelas Públicas), a la que hemos hecho referencia antes. Muchos centros tienen su propia escuela, no es una forma de participación como tal, pero si ayudamos a formarse a los padres como lo que son, las consecuencias en la educación de sus hijos son positivas. Algo parecido serían los centros de orientación familiar.

HORARIOS INCOMPATIBLES…

El principal problema de la ausencia de padres en las reuniones son los horarios incompatibles de los padres. Es un hecho que con la incorporación de la mujer al mundo laboral la organización del horario de los niños es más complicado. Últimamente se ve la escuela como un lugar “(de acogida)” adecuado donde los niños aprenden mientras que los padres van a trabajar. También apuntamos a los niños a varias actividades extraescolares para que estén entretenidos. La situación se complica en las familias monoparentales, en la que no hay forma posible de combinar horario de ambos padres para intentar cuadrar el horario escolar.


      En conclusión…

Del estudio de las relaciones entre la familia y escuela y los principales problemas que se generan para conseguir un trabajo complementado y efectivo, se desprenden algunos aspectos que se consideran claves:

 Los padres siguen delegando funciones que deberían ser cubiertas total o parcialmente en la familia, lo que provoque que los profesores se sientan desbordados y que tengan la sensación de cumplir funciones que no les corresponden.

Las condiciones laborales de los docentes y el desprestigio de su profesión a nivel social en ocasiones impiden que los mismos docentes acepten de buen grado muchas de las funciones que los padres esperan de ellos.

En ocasiones los propios docentes no aceptan la colaboración de los padres, debido a considerarlos poco formados o poco interesados en el desarrollo escolar de sus hijos.

 Los horarios laborales y escolares son poco flexibles, lo que provoca incompatibilidad entre ellos y desencadena en gran parte de los problemas a la hora de trabajar juntos familia y escuela.

Se debe también tener en cuenta la diversidad familiar actual y los cambios sociales que se están produciendo, de manera que se puedan establecer canales de comunicación y colaboración propicios para ambas partes.



BIBLIOGRAFÍA

Del Campo, S.  y Rodríguez-Brioso, M (2002). La gran transformación de la familia española durante la segunda mitad del siglo XX. Revista española de investigaciones sociológicas, 100, 103-165.

Estévez, E., Jiménez, T. y Musito, G. (2011). Relaciones entre padres e hijos adolescentes. Recuperado de:

Hernández Prados, M.A. y López Lorca, H. (2006). Análisis del enfoque actual de la cooperación padres y escuela. Aula abierta, 87, 3-26.

Feito, R. (2010). Familias y escuela: Las razones de un desencuentro. Educación y fututo: revista de investigación aplicada y experiencias educativas, 22, 87-107.


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